PARA SER UN GRAN ASTRÓLOGO
HAY QUE ESTUDIAR COMO ERUDITA
PENSAR COMO FILOSOFO
INTERPRETAR COMO ALQUIMISTA, PARA ENCONTRAR LA QUINTA ESENCIA
Y ESTABLECER COMO UN MAGO
Para ser un gran astrólogo, se requiere mucho más que una simple comprensión técnica de los movimientos celestiales. Este camino exige un compromiso profundo con el conocimiento, la sabiduría y la intuición, enraizados en una visión holística del cosmos. En primer lugar, es esencial estudiar como un erudito, con una dedicación incansable y una pasión por desentrañar los misterios que los astros han ofrecido a lo largo de los milenios. La vasta tradición astrológica no solo es una colección de datos, sino un compendio de saberes que conecta culturas, épocas y filosofías diversas. Aquí, el estudio se convierte en una búsqueda de la verdad, un proceso interminable de aprendizaje y revaloración de antiguas enseñanzas.
Este conocimiento debe ser filtrado a través de la lente crítica y reflexiva de un filósofo antiguo. Como los grandes pensadores de la antigüedad, el astrólogo debe cuestionar, meditar y profundizar en la naturaleza de la existencia, buscando comprender el sentido de los patrones celestiales en relación con la vida humana. Este enfoque filosófico exige una mente abierta y contemplativa, capaz de abrazar la complejidad y la paradoja, y de encontrar en el movimiento de los astros un reflejo de las grandes verdades universales.
La interpretación astrológica, por otro lado, debe realizarse con la intuición y la perspicacia de un alquimista. Aquí, la astrología se convierte en un arte sagrado, una búsqueda de la quintaesencia, esa sustancia pura y fundamental que conecta lo material con lo espiritual. El astrólogo, como el alquimista, transforma y transmuta los datos en sabiduría, buscando en cada configuración celestial una clave para comprender la esencia misma de la vida y el universo. Esta interpretación no es un mero acto de lectura, sino un proceso alquímico que requiere una profunda conexión con el cosmos y una sensibilidad especial para percibir lo invisible.
Para establecerse como un verdadero mago en el campo de la astrología, es crucial integrar estas habilidades y conocimientos en una práctica que sea tanto precisa como poderosa. El mago no solo comprende las leyes del universo, sino que también sabe aplicarlas con destreza y ética. En este sentido, la astrología se convierte en una herramienta de transformación, una guía para influir y guiar con sabiduría y compasión. El astrólogo-mago teje una red de sabiduría práctica y mística, capaz de armonizar los planos físico y espiritual, y de ofrecer a quienes buscan su consejo una visión clara y profunda de sus vidas y destinos
Ser un gran astrólogo no es solo una cuestión de técnicas y métodos, sino de abrazar una visión que une el saber, la intuición y la magia en una danza armónica con los astros. Es un camino de constante aprendizaje y crecimiento, de profunda reflexión y conexión espiritual, y de aplicación ética y compasiva de la sabiduría celeste. En esta senda, el astrólogo se convierte en un puente entre el cielo y la tierra, un intérprete de los mensajes del cosmos y un guía iluminado en el viaje de la vida.