Tesoros padecidos.

Nacemos para escribir biografías;
De historias vividas; 
De pertenencias que se vuelven tesoros; 
De amores que se vuelven leyendas; 
De caminos que han dejado huella;
De tristezas contraídas; 
De pasiones vividas. 

Lo que no construyes;
Lo que no está ahí;
No te pertenece;
Cuando el tiempo se pierde; 
Cuando se guarda el silencio.

La página en blanco; 
Él hubiera que mancha;
La nota conservada;
El borrador con título en negrillas;
Y ansias subrayadas. 

Lo importante no es el libro;
Es sostener lo aprendido;
La pertenencia es personal;
Es para uno mismo;
Lo escrito solo es una forma de catarsis y escapismo;
Que ordena el corazón;
Y enamora la reflexión.

Todo se reduce a la valentía; 
Del anhelo personal;
Del caudal que plasma la idea;
Del diálogo interno que sale afuera. 

El poeta y su prosa;
El drama del novelista;
El cuento narrado;
La historia del guionista;
La obra del dramaturgo. 

La pertenencia es el tesoro;
El amor que impregna al foro;
La remembranza de lo vivido;
El sueño que anhelamos todos;
Que en la subconsciencia es compartido;
De cada escritor y sus ruidos;
De sus tesoros padecidos.

Isabella Melo.
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