Memento mori, carpe diem.

Susurra el tiempo en susurros;
Solo somos almas;
Y en la vida forasteros;
Fragilidad humana;
Finitud en cada paso;
Vivamos conscientes;
En amor, en regazo.

En el presente;
Honremos el don de existir;
La creación divina, el cielo y el sentir;
Solo amando;
Somos inmortales en verdad;
Trascendiendo la muerte con amor;
Encontramos paz.

No temamos morir antes de morir; 
Toda muerte es transformación;
Temamos vivir como muertos;
Vivamos con pasión;
Solo en amor hallamos;
Nuestra verdadera redención;
Y en el paso final;
Hallaremos perdón;
Por nuestra imperfección; 
Y en la eternidad; 
Su infinito amor. 

Memento Mori;
El reloj inexorable tic-tac;
Nos recuerda que en la vida hay un límite;
Un pacto;
Un final;
Enfrentemos la muerte con coraje;
Sin temor;
Viviendo cada día; 
Como un regalo, con valor.

Amar es el elixir;
Que da sentido a la existencia;
Trasciende la muerte;
Da a la vida su esencia;
Y así, en cada latido, en cada risa y en el llanto;
Encontramos la inmortalidad;
Y el eterno encanto.

En el espejo de la vida;
Reflexión profunda;
Recordemos siempre;
La lección que nos inunda;
La muerte nos guía a apreciar el hoy;
Ahora, el presente;
Y en cada momento;
Encontraremos la inmortalidad; 
Si estamos conscientes. 

Sembremos árboles;
Sabiendo que jamás; 
Nos sentaremos en sus sombras. 

Isabella Melo.
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