Corazón de roble.

Corazón valiente de roble grande;
Que amarga sabe a dura corteza;
En el bosque rumoroso;
Con aves volando y vecinos frondosos. 

Cuando el viejo disfraz cae;
Y el nuevo aún no aparece;
Ese espacio, de fase lenta;
La incertidumbre crea. 

A claroscuros tonos;
Surgen los monstruos;
Del día a día;
De la noche y la vigilia;
Que atrapan sus ramas;
Y reclama el absurdo. 

El hermoso roble; 
Encontró en la cavidad del tronco;
Un corazón gigante;
Latiendo flagrante;
Pero férreo ante el sosiego;
Se sostuvo en lo dispuesto.

Eran solo ramas de estreno;
Vertiendo de un corazón inquieto;
Destilando inherencia;
De la dulce materia;
Que animaba al roble;
A experimentar las estaciones.

Todo en su tiempo;
Todo en proceso;
Ramas lucientes;
De su corazón ardiente;
Y aunque de su raíz es esclavo;
Hasta el roble más fuerte;
Acepta que la única certeza;
Es la de evolución placentera;
Y el vuelco del cambio.

Isabella Melo.
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