LA VENTANA DEL ALMA.

El ojo solo ve lo que la consciencia está preparada para percibir. Solo aquel que pone la mirada consciente es capaz de cambiar la realidad.

Varios misterios sugieren que la razón por la que estamos aquí es para convertirnos en magos, en maestros de la materia. La verdadera misión es alinear nuestro interior con nuestra verdad más profunda, de modo que este reflejo se manifieste en nuestro exterior, permitiéndonos vivir una vida que sea auténtica y acorde a nuestra esencia.

La esencia de nuestra existencia radica en alinear nuestro ser interior con la verdad más profunda y auténtica que reside en nuestro núcleo. Este reflejo interior, una vez purificado y alineado, se manifiesta hacia el exterior, permitiéndonos vivir una vida en consonancia con nuestra verdadera naturaleza.

Ve bien, luego vive de acuerdo a esa visión. Contempla con claridad y haz que tu existencia resuene con esa esencia. Este acto de ver no es meramente observar con los ojos físicos, sino contemplar con una mirada interior, una percepción iluminada por la consciencia. Solo al contemplar con claridad podemos hacer que nuestra existencia resuene con la esencia de quienes realmente somos. En este proceso, la vida se convierte en una expresión auténtica de nuestro ser más elevado.

El ojo solo ve lo que la consciencia está preparada para percibir.

Solo aquel que pone la mirada consciente es capaz de cambiar la realidad.

“El ojo solo ve lo que la consciencia está preparada para ver.” Esta máxima nos recuerda que nuestra percepción del mundo está limitada por el nivel de nuestra consciencia. Para expandir nuestra visión, debemos expandir nuestra consciencia. Es un proceso de crecimiento y evolución donde la claridad de la visión interna se refleja en la claridad de la vida externa.

Aquellos que desarrollan una mirada consciente poseen el poder de transformar la realidad. Al poner la mirada consciente en cada aspecto de la vida, se nos otorga la capacidad de moldear y cambiar nuestra existencia. La realidad externa se convierte en un reflejo del estado interno, y así, al cambiar nuestro interior, transformamos el mundo que nos rodea. Este proceso de contemplación y alineación es el camino hacia la maestría de la vida, donde la percepción consciente se convierte en la llave para moldear y transfigurar nuestra realidad.

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