Al sumergirnos en el conocimiento de la ley de la polaridad/dualidad, nos adentramos en el fascinante tablero de la existencia material. En este juego de ilusión, el mapa que nos proporciona esta ley nos permite discernir entre las múltiples facetas de la realidad.
Discernir va más allá de distinguir entre el bien y el mal, pues esa sabiduría ya reside en el corazón y la consciencia. El verdadero discernimiento radica en identificar la diferencia entre lo bueno y lo óptimo, entre las opciones que son buenas y aquellas que representan lo mejor para nosotros.
Discernir va más allá de simplemente identificar la luz y la oscuridad. El mundo en el que vivimos es dual, y todo se entiende desde esa dualidad, donde coexisten el bien y el mal, entre otros aspectos.
La mente humana también es dual. Como el mundo es una proyección de la mente, si esta está en conflicto, el mundo se verá sumido en la discordia. La mente, fragmentada en su naturaleza, percibe un mundo igualmente fragmentado, dividido en aspectos masculinos y femeninos. Es por esto que percibimos el mundo con estas características.
El «conflicto» entre lo masculino y lo femenino está intrínseco en cada uno de nosotros, y somos nosotros quienes debemos resolver ese conflicto y buscar la unidad. Pues de esta unidad depende la paz, primero en nosotros mismos y luego en el mundo.
Uno de los propósitos de la vida humana es lograr desfragmentar nuestras mentes y alcanzar la unidad, la singularidad o Dios, como prefieras llamarlo. Esto solo podemos lograrlo nosotros, ya que, como dijo Jorge Bucay, la existencia no admite representantes.
Este principio es el de la creación, basado en la premisa de que toda la creación parte del principio de la dualidad, una ley universal de creación. Los dos impulsos creadores, masculino y femenino, positivo y negativo, son como los polos opuestos de una corriente eléctrica, ambos funcionando simultáneamente y siendo parte integral de toda la creación. Uno no puede existir sin el otro.
Estos dos principios representan el fundamento de la creación: el Padre y la Madre, el masculino y el femenino. La Madre es la matriz que incuba el amor y crea, mientras que el Padre observa la matriz creando y le otorga un código y un patrón (que podrían ser los hilos de conciencia o la teoría de cuerdas de Dios), pero ambos llevan la energía de la Madre, que también es Dios. Es decir, estos dos unidos conforman a Dios.
Sin la Madre, sin la matriz, no hay patrón, pero sin el Padre, no hay orden ni nada que lo dirija, solo caos puro.
Estos dos unidos son la manifestación de Dios, ya que Dios no es dual. Tenemos la idea de que Dios está separado de nosotros, pero en realidad, Dios habita dentro de nosotros. Esta separación es una ilusión creada por la dualidad; sin embargo, Dios nos observa tanto desde arriba como desde adentro.
En la materia, se manifiestan como el principio de género masculino y femenino.
El principio masculino tiene polaridad positiva porque posee energía; el Sol es eléctrico.
El principio femenino tiene polaridad negativa, ya que no posee energía; la Luna es magnética.
La luz manifestada en la Tierra:
Lo masculino sería el Sol, la luz, lo consciente, lo objetivo y tangible.
Lo femenino sería la Luna, la noche, lo inconsciente, lo subjetivo e intangible.
Dependiendo de la escuela mística, estos principios pueden ser vistos de manera opuesta. Sin embargo, desde la astrología, podemos entenderlo de esta manera, aunque el principio de la creación de la dualidad siempre es el mismo.
Lo masculino representa la mente, la razón y el orden.
Lo femenino representa el corazón, las emociones y el caos.
LA DUALIDAD
En las prácticas orientales del Tao, la dualidad se puede entender como el Ying y el Yang.
En la astrología, la dualidad se conoce con el arquetipo del Sol y de la Luna.
En el principio de creación o ley de genero se conoce como macho y hembra. Masculino y femenino.
En el ámbito de la física cuántica, se distingue entre la naturaleza de las partículas como ondas y partículas.
La física cuántica subraya que el universo está compuesto de energía, no de materia, y que esta energía puede manifestarse tanto como onda como partícula, lo que tiene un impacto en el mundo físico, es decir, en el campo. La definición de campo se refiere a fuerzas invisibles en movimiento que ejercen influencia en el mundo físico, una definición que también es utilizada en la espiritualidad para referirse al «espíritu». Esto resalta la noción de que el campo es invisible y fundamental en el ámbito espiritual, lo que refuerza la idea de que las fuerzas invisibles son las que constituyen la existencia física.
La realidad material y densa, son fotones de energía que se compactan.
La dualidad reside en todos nosotros y se manifiesta como mente y corazón o espíritu.
Si tienes un cuerpo físico de mujer, es probable que te inclines más hacia las características femeninas, y si tienes un cuerpo físico de hombre, es probable que te inclines más hacia las características masculinas.
Lo femenino representa más la energía del corazón, las emociones y los sentimientos, el arte y lo abstracto, y es una energía de creación.
Por otro lado, lo masculino representa más la energía de la mente, la razón, las estructuras, el orden y las ciencias.
Virtudes Masculinas y Femeninas Metafóricamente, son el camino hacia el cielo.
Masculinas:
– Organización
– Orden
– Liderazgo
– Protección
– Acción
– Mundo externo
– Fuerza externa
– Amor propio
– Fuerza de voluntad
Femeninas:
– Creación
– Imaginación
– Emoción
– Fluir y ser
– Compasión
– Mundo interno
– Fuerza interna
– Abstracción
– Intuición
– Amor a los demás
Des virtudes Masculinas y Femeninas Metafóricamente, son el camino hacia el infierno, nos fragmentan más, están en sombra y caen en oscuridad.
Masculinas:
– Control
– Tirano
– Victimador
– Hipermaterialismo
– Cerrado de mente
– Cuadrado
– Egoísta
– Narcisismo
– Obsesión con el dinero
– Hiperintelecto
– Falta de empatía
– Manipulación
– Luz de gas
Femeninas:
– Caos emocional
– Mártir
– Victima
– Energía desbordada
– Sin orden
– Sin lógica
– Sin orden
– Abstracción superfluido
– Obsesión con lo interno
– Hiperfluido
– Codependencia
– Manipulación emocional
– Chantaje emocional
ARQUETIPOS INTERPERSONALES
BALANCE
El equilibrio es el arte de traer el cielo a la tierra, de fusionar nuestras creaciones con armonía, entrelazando la creatividad con la organización, y sintiendo nuestras emociones mientras mantenemos la claridad mental.
En la búsqueda del equilibrio, la astrología se convierte en una herramienta poderosa:
Sombra:
Explorando nuestras oposiciones astrológicas, abrazando y trabajando con los aspectos menos conocidos de nuestra personalidad.
Trauma:
Enfrentando nuestras cuadraturas astrológicas, aquellas áreas de tensión que pueden ser fuentes de aprendizaje y crecimiento.
Niño interior:
Conectando con los arquetipos y símbolos astrológicos que representan heridas del pasado, como Quirón y los planetas retrógrados.
Además, podemos emplear terapias regresivas y terapia de estados de conciencia modificados o ECM que nos permiten explorar los recovecos de nuestra psique y sanar heridas profundas.
La sanación es un proceso de integración, de unir las partes dispersas de nuestro ser para encontrar la coherencia interna y el equilibrio. Es el viaje hacia la reconciliación con nosotros mismos, donde la dualidad se convierte en unidad.
DIOS
Si puedes definir a Dios en tu mente y con palabras, eso no es Dios.
Pero, para fines explicativos, podemos decir que Dios es una Consciencia, el Todo, la Singularidad, el Uno, es el Creador, el Amor, el Único.
Es la Fuente primordial de energía que es Amor.
Dios es lo único que no está en dualidad. Es lo único que es Uno y Único.
Él es de donde viene todo, pues Dios es todo; nada puede existir fuera de Él, porque es todo y lo abarca todo: cada fotón, cada partícula y cada galaxia en el universo.
Es como si todo fuera creado en una sola Mente, que es la Mente de la Fuente.
Es el principio de la no dualidad, lo que encapsula el Ying-Yang o lo que encapsula la dualidad.
Es decir, es toda la Mente y todo el Amor.
Cuando te acercas a Dios, a la Fuente, es cuando te das cuenta de que el principio de dualidad es una ilusión.
Dios es la fuente de donde todos venimos.
La dualidad es el origen de la idea de separación, estar separados de la Unidad absoluta es la expulsión del paraíso, que en principio es un pensamiento y luego si le damos cabida un acto.
ADAN Y EVA
En la metáfora de Adán y Eva, simbólicamente (usamos los símbolos para comprender la realidad), todo es unidad: Adán y Eva representan al mismo ser.
Platón afirmó que en el origen los seres humanos eran duales (mito de Platón). Lo que Platón quiere decir es que somos seres fragmentados y que estamos buscando la unidad. Todos los grandes maestros de la humanidad lo sugirieron.
Eva representa la fuerza femenina de este ser, la parte pasiva, receptiva; es la consciencia. Mientras que Adán representa la fuerza masculina de este ser, la parte activa, la que da.
En este simbolismo, el regalo de Dios, que es la consciencia, solo lo puede recibir Eva, porque Eva es la parte receptiva, la que recibe, que es la consciencia. Adán no puede recibir la consciencia, pues para hacerlo, tienes que estar vacío, receptivo.
La serpiente, que es la inteligencia terrenal, le otorga el fruto a Eva, ni siquiera pierde el tiempo con Adán. Eva recibe el regalo de Dios.
Dios, al darle el regalo a Eva, no da a medias, ni un poco, ni mediocremente. Dios da lo que es, «consciencia pura», «consciencia creadora», y esto es lo que recibe Eva. Por eso el relato nos habla del «fruto de la consciencia del bien y del mal», lo cual nos habla también de que la consciencia nos genera dualidad.
Eva representa el momento en que el humano recibe la consciencia. El fruto de la consciencia es la dualidad.
De aquí viene el mito de estar separados de la existencia o del paraíso, estar separados de la unidad absoluta, el mito de la expulsión del paraíso.
Estar separado del paraíso no es un acto, es un pensamiento. Nosotros no somos libres de lo que hacemos, somos libres de lo que pensamos. Es aquí donde ejercemos la libertad, porque los actos dependen de lo que pensamos. Si no ejercemos libertad de los pensamientos, de los actos, pues ni hablar.
Cuando Eva come del fruto, cuando nosotros adquirimos la consciencia, es la que nos permite crear y percibir todo.
La dualidad es el origen de la idea de separación, estar separados de la Unidad absoluta es la expulsión del paraíso, que en principio es un pensamiento y luego si le damos cabida un acto.
Versión del Buda del mismo principio: «Somos lo que pensamos. Todo lo que somos surge con nuestros pensamientos. Con nuestros pensamientos creamos y hacemos el mundo.
Nota:
Recuerda siempre que cada enseñanza es moldeada por el prisma personal de quien la comparte, añadiendo un matiz distintivo a la comprensión del conocimiento.
Mi cosmovisión del universo es un filtro a través del cual percibo la realidad, y es una unidad de varias teorías, maestros, filósofos y escuelas místicas.