Dios, en su infinita sabiduría, se manifiesta en lo más profundo del corazón humano, como el suave aleteo de un colibrí danzando en el santuario del alma. Este aleteo, símbolo de la pureza de la consciencia, palpita en cada latido, invitando al ser a voltear hacia su interior y descubrir el tesoro oculto que yace dentro. En este estado primigenio, el peregrino experimenta su existencia en potencia, inmerso en la vastedad del ser infinito. Aunque aún no comprenda plenamente, vive con la certeza de que la realización aguarda en el horizonte de lo desconocido.
El aleteo de un colibrí
Cuentan las historias de nuestros abuelos, que cuando los aztecas caminaban en busca de la tierra prometida, una pequeña ave los guiaba en su peregrinar, se trataba de un colibrí, cuyo zumbido hacia un sonido que les decía «fuerza».
Desde entonces, para ellos Huitzilopochtli era su más grande deidad, sin embargo, el significado de está palabra en náhuatl es Colibrí Izquierdo, y es así como ellos entendían que como guerreros, la guerra más grande a la que se tenían que enfrentar era la Batalla Florida, (la vida misma), dentro de la cual había que vencer al más grande enemigo, el Necoc Yaotl o bien el guerrero de uno mismo.
De esta forma, esta metáfora nos enseña que lo único que necesitamos para alcanzar nuestras metas y transformar nuestras vidas, es recordar al Colibrí, es decir, tener la fuerza de voluntad de ponernos de pie para poner en nuestras vidas aquello que sabemos que nos merecemos.
El Colibrí, es el ave con el corazón más grande, es más corazón que cuerpo, es puro amor, es fuerza, es voluntad. También dice la leyenda que esta pequeña ave, fue creada por Dios como un mensajero entre el cielo y la tierra, es por ello que cada vez que observas un colibrí, es símbolo de 2 cosas. Viene a traerte mensajes del cielo y viene a darte Fortaleza y a decirte, ánimo, tu puedes, ponte de pie, no claudiques, que cosas grandes vienen a tu vida.
El viaje del colibrí
Todos los años, los colibríes migran de Brasil a Canadá y luego de regreso, en un vuelo tan heroico que parece ser imposible. Nada corto de increíble. El vuelo de los colibríes es un completo enigma para aquellos que dedican su tiempo a estudiarlos. Su figura anatómica no está hecha para ser sostenida por un par de diminutas alas y mucho menos para mantenerse revoloteando por meses a través de diversos climas y extensas localidades. Aún así, todos los años, los colibríes deciden embarcarse en la épica aventura de sus vidas.
El vuelo del colibrí nos habla sobre el viaje del héroe. El viaje que hace el alma a través de los chakras bajos, para alcanzar los altos y luego regresar con toda esa sabiduría a nuestro hogar para enseñar o guiar a las próximas generaciones.
Lorena Barrera
«El colibrí, portador de mensajes divinos, misterio que guía nuestros corazones en el inicio del viaje sagrado de nuestras existencias, llamando nuestra atención hacia los designios celestiales.»
Lorena Barrera
La invitación es para los valientes que anhelan:
Un tesoro por desvelar;
Un rincón hermoso para existir;
Una odisea para descubrir;
Una aventura para explorar;
Un refugio para habitar;
Un sueño por realizar;
Un sendero por andar;
Un viaje por emprender;
Un relato por plasmar;
Un potencial por experimentar;
Una historia para contar.